5 cosas que nos han dicho del Apocalipsis
Cuando hablamos de Apocalipsis, se piensa en el final de los tiempos como una serie de catástrofes o fatídicos momentos; lo que hace que sintamos miedo, angustia y, en ocasiones, que ni siquiera se pronuncie una palabra al respecto. Es entendible, puesto que, creados para la eternidad y siendo humanos frágiles y sentimentales, no nos gusta hablar de la muerte y mucho menos del fin de los tiempos. ¿Cómo podría ser agradable dicho tema?
Sin embargo, el Apocalipsis está bastante lejos de lo que en realidad creemos o nos han hecho creer. Es conocido como el libro de las Revelaciones o Apocalipsis de San Juan y es el último del Nuevo Testamento.
Para muchos eruditos es el único libro del Nuevo Testamento de carácter exclusivamente profético. Y puesto que es considerado el texto más lleno de símbolos de toda la Biblia, ha sido objeto de múltiples investigaciones e interpretaciones a lo largo de la historia de la humanidad.
Por eso, visto desde la perspectiva de la fe, el Apocalipsis en realidad nos habla de esperanza. Sí, leíste bien, esperanza del mundo al que todos estamos llamados a habitar. A continuación, te compartiremos algunos mitos sobre el Apocalipsis, para que puedas dejar atrás rumores errados de dicho libro, que visto desde la luz de Dios, harán que no sientas miedo y te serán muy útiles.
1. Algunos saben cuándo será el Apocalipsis.
Nadie sabe el día ni la hora. Dios nos dijo, a través de una de sus parábolas, que debemos aprender de la higuera y estar atentos a las señales de los tiempos. Cada uno de nosotros debe trabajar por su propia salvación; de modo que, si mañana es el fin del mundo, ¡bienvenido sea!
Esto no significa que debemos estar constantemente angustiados por eso, ni tenemos que dejar que nos llene de desesperanza. Más bien, es una invitación para esforzarnos por permanecer en gracia de Dios, por vivir al servicio del prójimo y permanecer fieles a Cristo.
2. No es necesario estar listos para nada.
Con esto no queremos decir que faltan millones y millones de años para el final de los tiempos. No obstante, hay personas que viven como si la llegada del Señor fuese a ocurrir dentro de muchísimo tiempo; no se preocupan ni se ocupan por seguir el camino de Dios, ya que, según ellos, falta mucho para el fin del mundo.
Pero Jesús nos dijo que volvería pronto. Por eso, estamos llamados a ser prudentes para que, a su llegada, el Señor nos encuentre con lámparas llenas de aceite y dando luz. Porque, como se dice comúnmente, no debemos dejar para mañana lo que podemos hacer hoy. Después de todo, el pasado no podemos cambiarlo, el futuro está en manos de Dios y el presente es lo único que tenemos.
3. Los más justos se irán al cielo primero.
Existe una creencia extraña que dice que “los más buenos se irán antes al cielo”. Esta suposición está basada en el tercer capítulo del Apocalipsis, versículo 10, cuando Jesús pide a Juan que escriba a la Iglesia de Filadelfia: “Ya que has guardado mi recomendación de ser paciente, también yo te guardaré de la hora de la prueba que va a venir sobre el mundo entero para probar a los habitantes de la tierra”.
Si bien esta presunción no está formalmente condenada por la Iglesia, se contradice con otros pasajes bíblicos. Por ejemplo, cuando Jesús dice “en el mundo tendrán tribulaciones, pero no teman, yo he vencido al mundo” (Jn 16: 13), o cuando dice, “porque habrá entonces una gran tribulación, tal como no ha acontecido desde el principio del mundo hasta ahora, ni acontecerá jamás. Y si aquellos días no fueran acortados, nadie se salvaría; pero por causa de los escogidos, aquellos días serán acortados” (Mt 24,21-22).
Puede resultar sencillo darle interpretaciones apresuradas a las Sagradas Escrituras, sacar conclusiones o hacer suposiciones nos perjudica solo a nosotros. Vivamos cada día entregando lo mejor de nosotros mismos, siendo justos y obedientes, sin dejarnos contagiar del miedo que muchos siembran en el corazón de otros para tergiversar el verdadero sentido que tiene la vida: servir y amar.
4. El juicio final será justo mil años luego de que Cristo vuelva a reinar.
Esta suposición es conocida como “milenarismo”, y tiene sus raíces en una interpretación errónea del capítulo 20 del Apocalipsis. La Iglesia condenó esta propuesta, y hoy casi nadie la sostiene. ¿Por qué se condenó esta propuesta? Porque lo que describe el Capítulo 20 del Apocalipsis es el reinado de Cristo en esta tierra, es decir, la historia de la Iglesia. Nuestro Señor nunca abandonó a su Iglesia: "Yo estaré con vosotros hasta el fin del mundo". Mil años, en lenguaje de la Escritura quiere decir un tiempo indeterminado.
5. El Apocalipsis es un libro incomprensible y un acertijo que no hay que leer.
No tiene por qué ser así, más bien, todo lo contrario. El Apocalipsis es un libro profético, no permitas que esta palabra te asuste, pero es la razón de nuestra esperanza, como lo mencionamos al inicio.
En todas las eucaristías decimos “Ven, Señor Jesús”, y el Apocalipsis forma parte de ese mensaje de esperanza. Debemos leerlo, sí, pero bajo la tradición de la Iglesia y a la luz de la fe, no sacando interpretaciones erróneas.
Aquellos que no comparten nuestro credo, difícilmente pueden entender cómo a los católicos este libro nos puede parecer un mensaje esperanzador, ya que describe catástrofes. Sin embargo, nuestra esperanza no está en el sufrimiento, sino en lo que viene después: el retorno de Nuestro Señor y su Gloria definitiva. Día con día, podemos trabajar para ser partícipes de la misericordia de Dios.
Las visiones catastróficas del mundo pueden alarmar y asustar a cualquiera. El problema con dicha perspectiva es que carece de la trascendencia que tiene nuestro Apocalipsis: sí, sufriremos, como también sufrimos a diario y como ya sufren nuestros hermanos en Siria, Nicaragua y en muchos otros lugares del mundo. Pero nuestro dolor tiene un sentido, una esperanza: el amor y la vida eterna.
Los cristianos percibimos el sufrimiento como una oportunidad de ofrecimiento, así que no dudemos ni un segundo en ofrecerle a Dios cada pena que agobie nuestro corazón. "¡Ven, Señor Jesús!" Esta es la frase que deberíamos pronunciar sin miedo alguno. No dejemos que las especulaciones que circulan alrededor de este tema nos arrebaten la alegría de anunciar a Cristo.
*¿Y tú temes al Apocalipsis? ¿Qué opinión te merece? ¡Escríbenos tus comentarios en nuestras redes sociales o al correo: to2hermanos@maristasac.org!