Ser marista es una bendición
Te compartimos la experiencia de una joven nicaragüense quien tuvo la oportunidad de vivir el Encuentro Provincial de Jóvenes Maristas (EPJM), el pasado mes de julio.
Por Linda Anahí Moreno Herrera
Hola, mi nombre es Linda Anahí Moreno Herrera y tengo 17 años. Pertenezco al movimiento Renovación Marista (REMAR) y fui elegida para participar en el EPJM Gier 2017.
Podría describir esta experiencia como increíble e inolvidable. Llegué el 28 de julio a El Salvador y mi corazón estaba emocionado. Cuando entré al Liceo Salvadoreño, lugar donde se llevó a cabo el Encuentro, podía percibir todo el carisma marista que me invitaba a unirme a esta actividad.
¡El segundo día fue igual de especial! Formar parte de los talleres, de la caminata y la celebración, compartir mi vida y hacer de mi corazón uno más universal como el del Padre Champagnat… Conocer nuevas culturas, hacer amigos, vivir el carisma marista, sentir que junto a todos estás cumpliendo el sueño de Marcelino es simplemente increíble.
Ser marista no tiene fronteras. Guatemala, El Salvador, Honduras, Costa Rica, Puerto Rico y Nicaragua, aunque lamentamos que ningún joven de Cuba pudiera participar, todos los países unidos por un solo corazón y un mismo espíritu.
Fotografías, videos y palabras se quedan cortas para lo que guardo en el corazón y lo queda en mi memoria.
El domingo 30 de julio desperté lista para vivir el último día de esta gran experiencia. Me di cuenta de todo lo que había logrado en el Encuentro. Estaba llena de un sentimiento sublime y me sentía, más que nunca, llamada a vivir al estilo Marista.
Me despedí de cada persona que conocí y partí con la esperanza de un reencuentro.
El aprendizaje y los recuerdos que me quedan son para toda la vida.
Sin duda ser marista ¡es una bendición!
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