Carta a un(a) joven en búsqueda vocacional

Contigo, ¡sí!, que buscas, sueñas, miras al futuro como meta que te reta y piensas construirlo poniendo en juego lo mejor de ti. Te dejo estas líneas. Ojalá puedan servirte de ayuda.

Con respecto a tu inquietud sobre la capacidad que tienes de dejarlo todo por el TODO, que es JESÚS, Él mismo te ayudará a comprender mejor lo que debes hacer. Claro está, no lo encontrarás en ningún libro o recetario, por muy cristiano que sea su autor. Cada uno de nosotros debe ir descubriendo su camino, y nunca descubrirá más de lo que le hace falta para seguir, paso a paso, dando respuestas nuevas a cada situación de vida, siempre dentro del único camino: JESÚS.

Muy empobrecedor sería tener todo escrito, además de coartar nuestra libertad, que el mismo Dios nos ha dado. Por eso se hace más apasionante la vida en esa continua construcción y responsabilidad personal de dar respuesta a las situaciones de la vida.

Sé que una de tus mayores preocupaciones es tener la seguridad de que Dios te llama a servirle de una forma concreta, sin saber exactamente a qué, y que a veces es desconcertante ese aparente silencio de Dios. Estamos tan acostumbrados a recibir órdenes, a que nos programen todo lo que tenemos que hacer (piensa en tu familia, en tus profesores, en...), a escuchar en la publicidad lo que debemos comprar, comer, vestir, pensar... que cuando nos encontramos con Dios y le preguntamos y no nos responde como lo hacen los demás, nos sentimos confundidos.

Sin embargo, Dios no calla. Dios habla bajito y hay que ponerle oído. Dios habla por la historia personal, por los acontecimientos de la vida y por las necesidades de las personas que viven a tu alrededor. Y no olvides nunca que Dios siempre respeta tu libertad.

Otra de las inquietudes que surgen en este caminar gira en torno a la pregunta: ¿Cómo sé que he tomado la decisión correcta? En estos asuntos de la vida no hay fórmulas mágicas ni claves que den la seguridad de la respuesta correcta. Cada uno va construyendo su vida y su historia en las decisiones que toma y Dios se manifiesta en la paz interior que se siente cuando se ha decidido lo más adecuado, aunque no sea fácil hacerlo. Lo que uno se juega es su felicidad, por consiguiente no se pueden tomar decisiones apresuradas con la emoción o el desaliento de un instante (aquí es donde están los errores fatales), sino que es necesario sentarse a reflexionar continuamente sobre lo vivido, sobre lo que uno quiere para el futuro y sobre lo que, desde lo más profundo, noble y generoso de uno mismo, se siente llamado a ser y, desde ahí, decidir.

Por eso es importante que tengas tu cuaderno de acompañamiento donde tomes nota de todas esas reflexiones y plasmes, con un estilo muy propio, tu historia personal de salvación, que no es otra cosa que la acción de Dios en tu vida (valores, motivaciones, interrogantes, dudas, ilusiones, observaciones, críticas, descubrimientos...). Además, la oración y la conversación con tu acompañante sobre esa historia personal de salvación son medios que también te pueden ayudar a ver tu camino con un poco más de claridad.

Espero haberte ayudado a aclararte algo con esta carta. Ya te mandaré otras con diferentes temas que me parecen interesantes y te serán de gran ayuda en tu proceso.
Que el Espíritu Santo ilumine nuestro caminar en esta construcción del Reino y nos dé las fuerzas necesarias para seguir luchando por la liberación y salvación de nuestros pueblos.
[Autor Maristas Norandina]
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